
Acurrucar el cuerpo y las piernas, alargar los dedos:
surcar los cielos con las alas de un Dragón, escapar de lo que sea, pero huir; mirar al futuro con nostalgia, estrellarse en una isla desierta; besar en los labios a la memoria y apoyarse entre sus tetas.Buscar el manual de instrucciones, dándole la espalda a la realidad, escupiéndole a la cara.
Gritar en silencio sin caerse de la cama, metiendo la pata, la mano y la lengua y lo que sea, echar de menos lo que ya no sabes si has tenido, querer ser el narrador omnisciente que no existe, serlo, volver a serlo, mirar, escuchar.
Buscar el lado frío de la almohada, aún seco:
Y volver a empezar.
3 comentarios:
Si no te hago comentarios no quiere decir que no te lea.
Yo hace tiempo que perdí el manual de instrucciones. Ahora uso el manual de instrucciones de los que hemos perdido el manual de instrucciones, y estoy hecho un lío. Por eso me lío la manta a la cabeza, pero atándome a la pata de la cama.
Euty: Tan incoerente como siempre, sigue así.Supongo que es bueno.
Lo de que sigas así, digo.
Raúl: Eso suena peligroso. Es posible que el manual de instrucciones que tengas esté en un japonés, o en cualquier otro de estos idiomas ficticios. Y cuidado, con ese sistema corres un peligro de ahorcamiento cerebral hacia arriba... De todas formas... ¿Cómo conseguiste ese manual?
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