Capítulo29: El Orden Lógico de las cosas

Parte de la Culpa de todo la tiene David Castro. Le dije, Me voy a duchar. Y él me dijo: Una vez que te metas a la bañera, da el grifo. Ya verás que cosas pasan. Y también Añadió, que no olvidase el quitarme la ropa antes de meterme.

Eso me hizo pensar, ¿Sabéis?.

Porque yo siempre doy el grifo antes de desnudarme, y antes de meterme a la ducha, para no tener que esperar a que el agua se caliente.

Me hizo pensar sobre el Por qué de las cosas. El por qué del Orden Lógico de las cosas. Seguro que los Psicólogos tienen algún nombre para ello. Rituales inducidos cotidianos habituatorios Etcétera. Mi alma científica, decía que era lógico que las cosas se hiciesen el su orden lógico, mientras que el resto de mí, decía que ya basta de redundancias.

Así que hice un experimento.

Lo primerísimo de todo, Antes incluso de dar el grifo, fue, esperar a que se calentase el agua. Como el grifo estaba apagado, no podía saber cuando estaba caliente, así que no tenía referencias.Esperé un cuarto de hora. Acto seguido, me vestí. Con la ropa de salir a la calle. La que tenía pensado ponerme después de ducharme. Y cuando acabé de vestirme agarré el albornoz y me sequé. Miré el reloj un momento, no por saber la hora, si no, porque, cuando se realiza un experimento importante y que puede cambiar el destino de la humanidad, está bien mirar al reloj de vez en cuando.

Bien. Me llené el pelo de jabón. Y froté fuerte. Hasta que hizo espuma. Entonces, Y sólo Entonces entré en la ducha.

Sentí algo extraño. Como una especie de interferencia electrostática endogámica. De estas interferencias electrostáticas que sólo se reproducen entre parientes. Me sentí bien, salvo por el hecho de que al levantar el pie para entrar a la bañera me golpeé, levemente un testículo con la bota, y me dolió un poco.

Me senté, y me volví a levantar. Agarré la esponja, miré de frente a la alcachofa de la ducha. Tomé aire. Se me escapó un poquito, así que volví a tomar aire.

Dí el grifo.

En lugar del habitual montón de agua en chorritos chiquititos, de la alcachofa de la ducha salió un montón de luz en chorritos chiquititos, cada uno de un color. Regulé un poco la temperatura, abriendo un poco más el grifo del agua fría, porque había esperado tanto tiempo, que la luz salía demasiado caliente. La luz, ahora algo más templada, Adquirió tal intensidad que tuve que cerrar los ojos.

Cuando les abrí, ya no estaba en casa. Y tampoco, aunque durante un momento lo pensé, estaba en el mundo en el que mi homónimo fontanero consume setas y aplasta tortugas. Y tampoco estaba en la ducha, aunque sujetaba la alcachofa en la mano.