
Sí, con dos huevos y con H.
O con e, según se mire. Hestío es una hija. Una palabra hija. De hastío y de estío.
Antes de nada, que quede claro. Yo no odio el verano, pero es él el que se lo busca. Todo está revestido de un hortera y lento filtro dorado, una especie de efecto midas. Pero ya se sabe, que el oro, aunque en pocas cantidades queda elegante, cuando se abusa de él, es una Macarrada. Como un chuloputas.
Verlo todo con esa midaica tonalidad; con ese cansancio, fruto de la dorada canícula; o del hecho de que el tiempo, que es oro, se pasa y nada nace de él. Por lo menos, una vez al día, se hace de noche y se vuelve todo plateado como el hielo. Es hermoso. Aunque todas las noches acaban derritiéndose, aún antes de que el Hestiante Midas aparezca.
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