
Había oído hablar de él. Que si con lo de la peli, que si algún día jugando al trivial, que si ya que es septiembre vamos a sacar una colección.Creo que así es como llegó a mi casa. Con una colección de estas que salen realmente baratos únicamente el primer fascículo.Luego se pasó mucho tiempo por mi casa dando vueltas.Hasta, que tumbado del revés, le ví sobre la mesa del salón.
Una contraportada negra, con muchas letras. Bueno, muchas no, pero las suficientes.
Un hombre sencillo se ve involucrado en un caso de espionaje que terminará en trajedia.Todo ocurre en Panamá, cuando se hacerca el día en que debe cumplirse el acuerdo de devolución del canal al gobierno local. Pendel es el mejor sastre del país.Sus manos miden y cortan los trajes del presidente de Panamá, del general al mando de las tropas norteamericanas en el canal y de toda la gente importante. Su vida transcurre apaciblemente, hasta que en ella irrumpe un ambicioso y torpe agente británico que lo convertirá en su fuente de información privilegiada. Suena, con perdón, quetecagas. Eso me produjo ganas de leérmele. Pero lo que leí a continuación, hizo que Desease leerlo:Una gran novela, escrita en tono de comedia, pero con un trasfondo amargamente irónico con respecto al papel jugado por las democracias occidentales en Latinoamérica.
Qué le voy a hacer. La palabra Ironía me encanta. No como suena, si no lo que significa. O lo que viene evocar cuando la oyes. O el regusto a limón que te deja. Decidí empezar a leérmele en ese mismo instante. Pero luego recordé que estaba leyendo El juego del Ángel(Muy lejos de La sombra del viento, por cierto). Así que mi madre se le empezó a leer antes que yo.
Bueno, da igual, hay tiempo.
Cuando se le acabó le agarré yo. Y le empezé y se me quedó cara de tonto.Este tío escribe exactamente como me gustaría hacerlo yo. Bueno, puede que incluso mejor.Cada frase era una pirueta del lenguaje (Supongo que parte del mérito será de Carlos Millá Soler, el traductor).Y es que, a medida que ibas leyendo el libro, descubrías que no sólo estaba bien escrito, si no que era muy divertido.Una auténtica Maravilla con páginas.
Y pensar que no tenía en mucha estima a John Le Carré. No había leído nada de él, pero le imaginaba siendo otro Ken Follet. Pero por lo visto, el que antes fuese espía británico, se nota. Esos tíos lo saben hacer todo bien.
Excepto, quizás, durar más de dos meses con una misma mujer.
Hablando de espías británicos, el que aparece en el interior del libro que estamos comentando, El sastre de Panamá, Andy Osnard, es un personaje redondo.Redondo como una moneda de oro, o como un cerdo.
Pero desde luego, el personaje que se lleva la palma de oro, o lo que sea que se da a los personajes majestuosamente creados es Harry Pendel, el Sastre del título. A cada página, a cada letra, se va construyendo aún más la imagen de Harry;a veces, incluso, crece a la par que crecen los secundarios, en una retroalimentación. Sublime.
Mira que no quería hacer una entrada tipo "este libro me ha gustado mucho, está muy bien", pero es que no he podido. No he podido evitarlo, quiero decir.
Es obvio que os recomiendo encarecidamente que leáis ese libro los que no lo hayáis hecho. Y que lo disfrutéis.
2 comentarios:
me lo apunto, creo que ya me lo habías comentado...
te lo dije y te lo repito si hace falta.Muy bueno.
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