
Tras sentirme ya, un miembro del Club de Arponeros de Nantucket (Gracias por acogerme) miro al horizonte, que, pese a amenazar tormenta es un destino deseable. Podría ser que la archiutilizada teoría de la atracción del peligro sobre los seres humanos, fuese verdad.
Pero no. Bueno, quiero decir, que no es eso...
Bueno, que no es eso solamente.
Hay algo más.
El misterio.
Aunque quizás más que el misterio debería llamarlo la probabilidaddequetrasunbancodenieblaaparezcaalgo-
queantespertenecíaalreinodelafantasía. Sí, creo que esa es la palabra perfecta (¿Es un neologismo?) para definir esa sensación. Siempre acechando, la fantasía, tras las esquinas. Y un servidor deseando que se atreva, que venga, que la estoy esperando.
Cuando has memorizado los bancos de niebla de una ciudad comienza el agobio. Cuando sabes que tras ninguno de ellos se esconden esas cosas fantásticas ( Obviamente, no tengo en cuenta esas peligrosas fantasías de larguísimas piernas).
Cuando la realidad agobia de tal modo, comienzas a verla hasta en tus sueños. Y no hay nada más horroroso que un sueño realista. Una olla a presión sin pitorrito giratorio, produciendo en su interior montones y montones de inútil niebla totalmente transparente, y caliente. Y sudada. En esos momentos, cualquier material literario (Ya sea novela, cine o cómic) es engullido como material de primeros auxilios.
Pero con tiritas no se pueden curar esas enormes hemorragias. De hecho, el utilizar el material médico de esa forma es totalmente desaconsejable. Produce un pequeño y agradable placebo, eso es cierto, pero con toda la cantidad de sangre que se nos escapa nos impide apreciar bien los dibujos de Miqui maus del apósito .
Lo que acaba pasando, en estas situaciones es que hay que amputar. Y lo que más jode, como en el caso de Valle Inclán, que nos quedamos sin mano por cabezotas. O por honor, que para el caso, es lo mismo. Si nos hubiésemos parado a pensar, aún tendríamos un cuerpo completo.
Pero bueno, la Ciencia ha avanzado, y si te cortan un Brazo, con dinero, ganas y suerte, pueden acabar poniéndonos un brazo mecánico, que nos dé más fuerza, y muchos otros poderes.
Ahora bien, si fuese capaz de limpiar de metáforas encadenadas este capítulo os diría cual es la conclusión a la que he llegado. Aunque bueno, tampoco pasa nada porque ni siquiera recuerdo a donde pretendía llegar.
1 comentario:
Perdonad, que antes no había corregido la entrada y no se leía bien del todo. Para cuatro pealos que entráis aquí y ni me preocupo por vosotros...
Publicar un comentario