Hay un pueblecito en la china, en la provincia de Tai-Pei,donde todos los habitantes trabajan en la misma fábrica. Esto en sí no es nada raro, ya que en China hay cosas muy raras de ese tipo. Hay hasta siete pueblos que se llaman Samsung Ville. Pero bueno, la fábrica del pueblo del que estoy hablando es un negocio que empezó siendo familiar. Es una fábrica que hace recuerdos. Recuerdos turísticos, me refiero. Souvenirs, que dice la gente que es culta y leída. Recuerdos (Suvenires) que exporta a todo el mundo. A pie de fábrica hay una tienduca donde venden bolas de nieve de todas las ciudades del mundo, sevillanas, monstruos del lago ness, sombreros mejicanos y estatuas de la libertad. Gente de todos los pueblos de alrededor viajaban a esa tiendita y compraban cuatro o cinco imanes de las islas cíes, una postal de las cataratas del niágara y una bailarina hula hula. Y luego, cuando volvían a su pueblo, colocaban con mucho cuidado esas cosas de porcelana-plástico sobre la chimenea, en el frigorífico, o, en las casas donde el frigorífico estaba encastrado y no tenían sitio para imanes, sin ningún tipo de complejo, agarraban y las ponían en la caldera. Luego, estas familias chinas, como quien no quería la cosa invitaban a amigos y familiares a jugar al mus chino, o a tomar el té de la tarde. Los amigos y familiares veían los imanes y las figuritas y se imaginaban, muriéndose de envidia, todos los sitios en los que sus anfitriones habían estado. Pero este engaño no duró muchos años. La voz acabó corriéndose, y ya todo el mundo sabía de esa tienda. Pero aún así, no dejaban de comprar. Ese pequeño pueblo, sucursal de souvenires de todos los lugares del mundo, se transformó, a nivel de comarca china, eso sí, en un lugar turístico en sí mismo. El alcalde, que también trabajaba en la fábrica de souvenires, se dio cuenta de eso e hizo construir un parque. Con una explanada para barbacoas y unos columpios chinos. La inauguración del parque fue una fiesta por todo lo alto.Fueron casi veinte personas. Chinos todos. Había un estanque donde había carpas chinas que a los tres meses de la inauguración murieron, ya que todo el mundo que iba al parque echaba monedas chinas al estanque.
"te voy a poner el culo como la bandera del Japón" es algo que dicen mucho los practicantes de sexo anal en China. Por eso de la cercanía cultural y tal
Con el tiempo, ya nadie sabía que esos recuerdos eran en realidad recuerdos de otras ciudades. Pensaban que eran cosas así en sí. Artesanía china del pueblo ese. Artesanía de fábrica, ya ves tú. Pero artesanía. Un día, un chino discutió con su mujer china y durante la discusión , por causas aún por esclarecer, una bola de nieve con el World Trade Center se rompió. Casualmente, esa bola con las torres gemelas era la favorita de Ming-Ming, su mujer. El hombre fue a la tienda con los trozos, pidiendo un modelo igual. Pero el señor de la tienda le dijo que ese modelo ya no se hacía. Y le dijo que buscase algo parecido. Le enseñó una bola con las torres petronas, pero Bei, el marido de Ming-Ming no se dejó engañar. Buscando y rebuscando, encontró una postal de Nueva York, con las torres ahí, altas, en todo el medio. Y se iluminó el hombre. Una cosa bárbara lo que se le vino a la mente.Como si hubiese estado toda su vida con los ojos cerrados. "¡Coño!" dijo en chino "¡todos estas figuras son de sitios reales!" siguió diciendo, en chino también "¡Con la paga extra de navidad invitaré a Ming-Ming a esta ciudad, llamada Nueva York para que vea estas torres fuera de una bola de nieve!"
El viejo de la tienda, que era un chino muy chino y muy resabido él, dijo, "Eh, Bei" Le llamó por su nombre, porque en esa zona de china todos los chinos se conocen, que como está entre las montañas y son cuatro gatos es así muy hogareño y bucólico todo. Y con fábricas. "Eh, Bei" ,le dijo en chino "qué dices tú de ir a Nueva nosedónde, que estos sitios no existen, que son inventados, que es la gracia del pueblo este".
"Calla, calla" dijo Bei. Y se fue. Agarró a la Ming-Ming, miró vuelos baratos en Rayaner y dos semanas más tarde se iban a Nueva York por cuatro duros chinos. Ella iba engañanda. Pensaba que iba a ver a los abuelos, que vivían en un pueblo de la provincia de Hong-Kong. Y llegaron a Nueva York y no había torres gemelas. "¿Qué, qué me has traído aquí? ¿Qué coño de sitio es este?" dijo Ming-Ming en chino.Bei se quedó un poco triste. Y entonces se imaginó al viejo de la tienda diciéndole "¿Ves?".
"Calla, calla" dijo Bei. Y se fue. Agarró a la Ming-Ming, miró vuelos baratos en Rayaner y dos semanas más tarde se iban a Nueva York por cuatro duros chinos. Ella iba engañanda. Pensaba que iba a ver a los abuelos, que vivían en un pueblo de la provincia de Hong-Kong. Y llegaron a Nueva York y no había torres gemelas. "¿Qué, qué me has traído aquí? ¿Qué coño de sitio es este?" dijo Ming-Ming en chino.Bei se quedó un poco triste. Y entonces se imaginó al viejo de la tienda diciéndole "¿Ves?".
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