Al empezar el curso, el asunto se volvió complicado. El grupo de amigos no éramos suficientes para llenar un grupo de trabajo. Había que meter a más gente. Parecía complicado. Teníamos que elegir a gente que trabajase bien y que tuviese ganas de implicarse en un proyecto que iba más allá de lo que el profesor pedía. Pero poco a poco se fue configurando un dream team (en algunos casos no tan dream) con ganas de acometer el proyecto. Las dificultades fueron muchas. Y llegaron desde todas las direcciones. Empezando por las fechas en la elaboración del guión y el miedo a quedarme fuera de él. Porque sí. Justo tenía un viaje programado en las fechas en las que estaba planeada la creación del mismo. Pero no. Hubo suerte. Y Abel Núñez y Samuel Pérez y yo sincronizamos nuestros cerebros para gestar un guión. Y aunque parezca increíble, salió algo que estaba bastante chulo. Y era totalmente obra de los tres.
Poco a poco, el guión fue creciendo. Se le añadió un foto-storyboard elaborado con el buen ojo de David. Se le añadió una semana de trabajo en los garajes de la facultad, construyendo el cuarto misterioso de la máquina de escribir. Se le añadió una máquina de escribir no, 3 máquinas aparecieron de repente. Y al final apareció la máquina de QWERTY. Una máquina de más de 100 años o así que te hacía sentir que todo esto era verdad.
Mañana siguo.
1 comentario:
Ójala se convierta en algo más. Ya irás informando.
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